domingo, 25 de septiembre de 2022

PRÓLOGO, 1-7

 

PRÓLOGO

Pról 1-7

Escucha, hijo, estos preceptos de un maestro, aguza el oído de tu corazón, acoge con gusto esta exhortación de un padre entrañable y ponla en práctica, 2 para que por tu obediencia laboriosa retornes a Dios, del que te habías alejado por tu indolente desobediencia. 3A ti, pues, se dirigen estas mis palabras, quienquiera que seas, si es que te has decidido a renunciar a tus propias voluntades y esgrimes las potentísimas y gloriosas armas de la obediencia para servir al verdadero rey, Cristo el Señor. 4Ante todo, cuando te dispones a realizar cualquier obra buena, pídele con oración muy insistente y apremiante que él la lleve a término, 5 para que, por haberse dignado contarnos ya en el número de sus hijos, jamás se vea obligado a afligirse por nuestras malas acciones. 6 Porque, efectivamente, en todo momento hemos de estar a punto para servirle en la obediencia con los dones que ha depositado en nosotros, de manera que no sólo no llegue a desheredarnos algún día como padre airado, a pesar de ser sus hijos, 7 sino que ni como señor temible, encolerizado por nuestras maldades, nos entregue al castigo eterno por ser unos siervos miserables empeñados en no seguirle a su gloria.

 

“Rueda el mundo y vuelve al Born” (Plaza popular de Barcelona)  Es un refrán catalán que significa que es bueno tener inquietudes por ver y conocer cosas nuevas, pero que finalmente acabaremos por volver a casa con los nuestros…  Cuatro veces al año volvemos a comenzar la lectura de la Regla, texto que nos resulta de lo más familiar, pero que, como enseña san Benito, no es suficiente su lectura, sino dispone el oído a lo que espera de nosotros el Maestro, que para san Benito es el mismo Cristo que nos invita a vivir los consejos evangélicos.

San Benito se nos dirige partiendo de tres premisas: para escuchar hemos de renunciar a nuestros propios deseos, militar para el Señor y tomar las fuertes y espléndidas armas de la obediencia. Un compromiso que manifiesta la firme voluntad de volver por la obediencia a Aquel de quien nos habíamos apartado por la desobediencia.

Nos quiere dejar con claridad que en la vida hay dos caminos: uno que nos lleva hacia Dios y otro que nos aleja de Él, y nos lleva al infierno. Pero no padecemos por escoger el camino correcto y mantenernos firmes en nuestra decisión ya que tenemos la ayuda inigualable del Señor. Por esto, necesitamos orar para obtener esta ayuda para el camino. La plegaria es compañera de camino imprescindible para avanzar y tener la garantía de avanzar con firmeza y diligencia, por el camino de los mandamientos hacia la gloria.” La plegaria, nos dice san Juan Crisóstomo, es el bien supremo, que consiste en un diálogo con Dios y es equivalente a una unión íntima con Él.” (Cfr Homilía 6, sobre la oración)

San Benito subraya con la primera palabra de la Regla la receptividad que debemos tener a lo largo de nuestra vida. La escucha siempre ocupa un lugar preferente en nuestra vida, para actuar de acuerdo a lo escuchado.

Hay una deferencia fundamental entre escuchar y sentir.  Sentimos muchas cosas a lo largo del día, pero la escucha tiene una dimensión más profunda, que es la de estar atento a aquello que es fundamental para nuestra vida.

San Benito nos quiere como oyentes de la Palabra, oyentes atentos, pues solamente la escucha lleva a la obediencia. Si hemos de estar atentos para obedecer, es preciso estar siempre atentos en la escucha. Y si debemos y queremos escuchar es preciso crear unas condiciones aptas para la escucha. Algo parecido a lo que sucede en un teatro, que al empezar se apagan las luces, se hace silencio y se ilumina la escena para que se esté atento a lo que hablan los actores. Pues si consideramos que cuando se trata de escuchar la Palabra del Señor la actitud de escuchar es más trascendente, pues, en este caso, el argumento de la obra fa referencia a nuestra vida, a nuestra propia salvación.

Nuestro camino monástico debe estar marcado por la escucha. La Lectio Divina es un momento privilegiado para esta escucha. Lo mismo que la Liturgia. Dos momentos fuertes de escucha, que precisan de evitar las distracciones. Pues si precisamos de escuchar, dice Aquinata Bockmann es porque Dios nos habla, y cuando Él habla no debe haber otra actitud que la de una escucha atenta.

Dom Delatte escribe que hay otras reglas con un carácter más impersonal, que tienen un matiz más legislativo, son más secas, pero san Benito desde la primera palabra, ya nos quiere poner en contacto directo con el mismo Señor.

No es fácil mantener la escucha atenta, es preciso ejercitarse, practicarla, pero perseverando en la búsqueda de Aquel que se ha dignado contarnos en el número de sus hijos, y al que no debemos contristar nunca con nuestras malas obras. Sabiendo, por otra parte, lo fácil que es deslizarse hacia las malas obras, en el placer momentáneo de una distracción o disipación, que nos aleja de nuestra centralidad en Cristo.

Hemos sido hechos hijos de Dios por el bautismo, nos recuerda san Benito, pero esto no nos da la garantía total, pues con el bautismo y la profesión monástica se nos abren las puestas de una relación con Dios, con su Palabra, sus Sacramentos… pero precisamos de una relación personal. De aquí la necesidad de una escucha activa, de plegaria y de obediencia, a fin de no irritar al Señor.

Hoy iniciamos una nueva lectura de la Regla, que son cuatro veces al año. Empezamos con esta invitación a una actitud de escucha. Pongamos atención, seamos puntuales para llegar a su lectura. Este momento, no es un momento secundario de nuestra jornada, sino más bien un momento de serenarnos, de recoger el día en un momento de paz…

 San Benito nos habla de mantener la oreja atenta, no solo a lo que él nos dice, que ya es importante, sino de mantenerla a lo que nos quiere decir el Señor. Como decía el Papa Benedicto XVI el 9 de Julio de 2008: “Hoy buscando el verdadero progreso, escuchamos también la Regla de san Benito como una luz que nos guía en nuestro camino. El monje grande continúa siendo un verdadero maestro en la escuela donde podemos aprender a ser expertos en un verdadero humanismo”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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