domingo, 29 de octubre de 2023

CAPÍTULO 16, CÓMO SE CELEBRARAN LOS OFICIOS DIVINOS DURANTE EL DÍA

 

CAPÍTULO 16

CÓMO SE CELEBRARAN

LOS OFICIOS DIVINOS DURANTE EL DÍA

Como dice el profeta: «Siete veces al día te alabo». 2Cumpliremos este sagrado número de siete si realizamos las obligaciones de nuestro servicio a las horas de laudes, prima, tercia, sexta, nona, vísperas y completas, "porque de estas horas diurnas dijo el salmista: «Siete veces al día te alabo». 3Y, refiriéndose a las vigilias nocturnas, dijo el mismo profeta: «A media noche me levanto para darte gracias». 5Por tanto, tributemos las alabanzas a nuestro Creador en estas horas «por sus juicios llenos de justicia», o sea, a laudes, prima, tercia, sexta, nona, vísperas y completas, y levantémonos a la noche para alabarle.

Os alabo sietes veces al día, porque son justas vuestras decisiones (Sal 119,164)

El Abad Cassiá María Just afirma que interesa remarcar la intención de san Benito sobre el ritmo intenso de la plegaria que santifica las horas del día. Es el sentido de este capítulo, y el sentido de nuestra vida de monjes: santificar el día, vivirlo centrándonos en el Cristo; y la mejor manera es recurrir a la plegaria, una plegaria que marque con fuerza el ritmo de las horas y su eternidad.

Escribe Micaela Puzicha que san Benito quiere mostrarnos claramente que no se trata de fijar un horario preciso para los oficios, sino de orar sin cesar. De aquí los dos textos bíblicos, que son una excepción en esta parte de la Regla que hace referencia al Oficio Divino (capítulos 8 a 18)

Escribe Casiano en sus Instituciones: “Esta Regla (la suya) que parece inventada de manera fortuita y con una reglamentación reciente, sin embargo, completa, evidentemente, y a la letra, con lo designado por el rey David: Siete veces al día os alabo por los juicios de vuestra justicia. En efecto, agregando esta celebración y haciendo siete ves al día estas reuniones espirituales, probamos, sin duda, que siete veces al día cantamos las alabanzas del Señor” (Instituciones 3,4)

Tiene una fundamentación de la Sagrada Escritura el número de siete plegarias repartidas a lo largo del día para santificarlo.

Casiano se refería a la celebración de la hora de Prima y da la razón de por qué fue establecida: “Esta celebración matutina que se acostumbra a rezar en los monasterios de la Galia al finalizar las plegarias nocturnas después de un breve intervalo de tiempo, comprobamos que se realizaba juntamente con las vigilias cotidianas, y que nuestros hermanos de Belén dejaban el resto del tiempo para el descanso del cuerpo. Pero abusando de esta indulgencia, algunos más negligentes alargaban el tiempo de reposo, ya que, antes de la Tercia nada les obligaba a dejar las celdas o levantarse de sus lechos. (Instituciones 3,4)

La estructura de las siete plegarias diarias quedó fijada por el Concilio Vaticano II:

  • a)    Laudes como oración matutina, y Vísperas como oración vespertina, los dos polos en torno a los cuales gira el Oficio cotidiano. Son Horas principales.
  • b)    Las Completas como final del día
  • c)    La hora de Maitines, que debe conservar el carácter de alabanza nocturna.
  • d)    Se suprime la hora de Prima.
  • e)    Se conserven las horas menores: Tercia, Sexta y Nona.

El sentido teológico y de la Escritura, de estas Horas Menores, está en relación al recuerdo de la Pasión del Señor y de la primera propagación del Evangelio. Leemos en el evangelio: “era la hora tercia cuando la crucificaron (Lc 15,25) o “en la hora  sexta toda la región quedó en tinieblas” (Lc 15,33); i “a la hora nona Jesús va clamar: “Dios mío, Dios mío, porque me has abandonado” (Lc 15,34)

Los Padres de la Iglesia contemplan también que los Hechos de los Apóstoles aluden a estas Horas: “Pedro sube a la terraza a orar a la hora sexta (Hech 3,1) o también: en la hora de oración nona Pedro dice al paralítico cuando va al templo: “Plata y oro no tengo, pero lo que tengo te lo doy: En nombre de Jesús de Nazaret levántate y camina” (Hech 3,6).

Por otra parte el Ordenamiento General de la Liturgia dice: ”Conforme a una tradición antigua los cristianos se acostumbraron a orar por devoción privada en determinados momentos del día, incluso en medio del trabajo, a imitación de la Iglesia Apostólica; esta tradición cristalizó de diversas maneras en celebraciones litúrgicas. En Oriente como en Occidente se mantuvo la costumbre de rezar Tercia, Sexta y Nona recordando acontecimientos de la Pasión del Señor. El Concilio Vaticano II ha establecido que las Horas Menores se mantengan en el Oficio Coral. Debe mantenerse este uso litúrgico excepto lo que prescriba el derecho particular, en todos aquellos que se consagran a la contemplación y principalmente lo que se encuentran en un retiro espiritual o reunión de pastoral” (OGH, 74-76)

“A media noche me levanto a alabaros, porque vuestros juicios son justos” (Sal 119,62)

El Ordenamiento General de la Liturgia nos dice: Los que están obligados por sus leyes particulares a mantener el carácter de alabanza nocturna en este Oficio, es laudable que lo hagan así, que lo reciten de noche y antes de Laudes” (OGLH, 58)

Todo un programa de santificación de la jornada, que nos va acercando a Aquel que es nuestro maestro y nuestra meta, Cristo el Señor. Decía el Papa Benedicto XVI:

“La plegaria de los salmos, las lecturas bíblicas y las de la gran tradición del Oficio Divino pueden llevarnos a una experiencia profunda del acontecimiento de Cristo y de la economía de la salvación” (Sacramentum caritatis 45).

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